Transcripción

Ya que conocemos el comportamiento del sonido en espacios cerrados, hablemos sobre su control. El tratamiento acústico tiene tres objetivos principales: moderar la reverberación, generar barreras absorbentes para reducir el nivel de los rebotes del sonido y aislar el espacio de grabación de ruidos externos. Esto se conoce como difusión, absorción y aislamiento.

• La difusión consiste en distribuir los rebotes del sonido en el espacio a través de superficies convexas (Figura 11.7.).

Figura 11.7. Superficie difusora.

• La absorción reduce la amplitud de los rebotes en el cuarto, por medio de paneles acústicos y espumas especiales que disipan la energía acústica, convirtiéndola en energía térmica (Figura 11.8.). 

Figura 11.8. Espuma: Disipación de la onda acústica. 

 

Veamos algunos ejemplos de espumas acústicas. Existen diversos tipos de espumas, estas realizan funciones tanto de absorción (Figura 11.9.) como de difusión (Figura 11.10.). Las absorbentes son plantas y las difusoras, presentan una diversa cantidad de diseños con superficies irregulares. 

Figura 11.9. Espumas acústicas absorbentes.

Figura 11.10. Espumas acústicas difusoras.

• El aislamiento impide que las ondas de sonido emitidas dentro del estudio salgan y evita que el ruido externo ingrese al recinto. Esto es posible gracias a técnicas constructivas, que reducen la transmisión del sonido a través de las paredes, el techo y el piso (Figura 11.11.).

Figura 11.11. Trabajo de tratamiento acústico en progreso.

 

 

Como vimos anteriormente, parte de las vibraciones del sonido que traspasan una superficie, se transmiten a través de ella (Figura 11.12.). Para facilitar la comprensión, en este ejemplo, ignoremos los rebotes. Parte del sonido incidente es absorbido y debido a la refracción, también cambia de dirección. Así, una fracción de su energía se disipa en forma de calor y la restante, traspasa la barrera y se transmite al otro lado. 

Figura 11.12. Transmisión de sonido a través de una pared.